Cuenta la leyenda que existió un antiguo mesón donde trabajaban unas mujeres con carácter, conocidas por su exigente y exquisito paladar.
Los caldos que más gustaban a las chicas eran los vinos de altura y entre ellos sobresalía los vinos del Somontano , por eso en Casa Pola, nunca faltaba un vino de esa tierra.
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